sábado, 17 de febrero de 2007

Mirá GORDO: (le dijo Fernandinho Beira mar a su amigo momentos antes de emprender uno de sus viajes; esos que habitualmente se prolongaban por tanto tiempo) por mas que vos te cuestiones o me cuestiones la legitimidad de nuestra amistad, argumentando que el ámbito en el cual ambos nos desempeñamos,( lo cual en parte es cierto ya que uno arriesga la vida permanentemente y el instinto de conservación......etc. etc.) No puedo dejar de valorar el gesto que tuviste días antes del final de aquel año, cuando en aquella despedida en Punta del Este en aquel hotel frente al mar, tuviste la valentía de decir esas palabras delante de gran parte de tus subordinados, ya que todos nos equivocamos alguna ves, - muchas veces para ser honestos-, pero no todos tenemos los cojones de admitirlo y mucho menos delante de semejante jauría de buitres.En mi vida tuve un solo momento de "dificultad" y ahí como el personaje del cuento que paso a relatarte estabas vos y como ellos(ambos personajes del cuento) vos esencialmente conservas tus nobles cualidades.
Hace muchos años en Medina, hubo una discusión entre un mercader y su cliente. En aquellos tiempos todos los negocios estaban abiertos a la calle, así es que, cuando en un momento de furia el tendero abofeteo a su cliente, lo hizo delante de testigos. Una bofetada en la cara y cuando el hombre cayo al suelo ya estaba muerto. Una multitud se reunió. En aquellos días la justicia era inmediata: si una persona mataba a otra, su vida le era quitada. El hombre dijo:- "solo lo abofetee, no pretendí matarlo, pero conozco la ley y también yo debo morir. Pero antes de ser ajusticiado quiero pedir algo. tengo dos huérfanos a mi cuidado y necesitaría tiempo para arreglar su situación respecto a su cuidado y mi herencia". "Eso es imposible" dijo el juez. "Usted acaba de matar a un hombre, no puede dejar este lugar". Finalmente, y luego de que algunas opiniones fueran escuchadas, el juez acepto posponer la ejecución si el hombre podía encontrar a alguien que ocupara su lugar. El hombre busco con su mirada entre la multitud, que ya sumaba cientos de personas y se detuvo en el rostro de un hombre. "El responderá por mi" dijo el tendero señalando a un hombre. ¿Responderá usted por este hombre? pregunto el juez. El hombre miro a su alrededor hasta que estuvo seguro que la pregunta estaba dirigida a el, y contesto: "Si" El hombre fue tomado en custodia y el mercader, montando en su caballo, se alejo al galope. "Conoce usted al tendero?" pregunto el juez. "No". "Entonces debio conocer al hombre que mataron". "No" contesto el hombre."Pero, no entiendo ¿se da cuenta que ha salido usted de garante de este hombre y que si el no volviera, usted sera el ejecutado?". "Lo entiendo claramente" replico. "Entonces ¿Que es lo que le hace arriesgar la vida de este modo?". "El tendero estaba en una gran dificultad. Busco entre esta multitud y me eligió. Entre todos estos cientos de personas me escogió a mi para ayudarlo.No era posible rehusar". Las horas pasaron. La muchedumbre se lleno de ansiedad. El mercader no había vuelto. Finalmente, se diviso el polvo de su caballo y poco después el mercader entraba al galope en el mercado. "Disculpen mi retraso" jadeo, "pero me llevo todo este tiempo encontrar a alguien que accediese a tomar a los huérfanos bajo su cuidado". El juez y la multitud quedaron tan conmovidos por la honestidad de estos dos hombres que llamaron a la familia del hombre que había muerto y le preguntaron si el tendero podía ser absuelto. La familia aceptó. Despues se despidieron, cada uno con el mismo sentimiento de tristeza.

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